Decir riquísima es decir poco. Además es barata, sencilla de hacer y sana. ¿Qué más se puede pedir?
Precalentamos el horno a 250º arriba y abajo. Preparamos una bandeja de horno con papel de hornear.
Elegimos unas patatas grandes con una forma regular. Y por supuesto que sean de la mejor calidad posible. Yo utilicé patatas de Galicia que son las mejores que tenemos en España.
La cepillamos bien bajo el grifo. Secamos y sin pelar, le cortamos una rodaja a lo largo para conseguir que se mantenga fija y no ruede en el horno. Luego con un cuchillo que corte bien vamos cortando rodajas de medio centímetro de grosor, pero sin llegar a cortar la rodaja entera.
Pintamos la patata con una mezcla de aceite y mantequilla a partes iguales. Sazonamos. Yo le puse orégano, pimienta, perejil y un poquito de sal.
Metemos al horno 30 minutos. Sacamos y volvemos a embadurnar con la mantequilla-aceite. Y ya dejamos hasta que veamos que está completamente dorada y que se van abriendo las rodajas.
Se puede comer así, que está buenísima o servir junto a salsas diversas, según los gustos para ir mojando. Está crujiente por fuera y tierna por dentro.
Me encanta como acompañamiento de carnes.....tiene una pinta exquisita, te queda de lujo.
ResponderEliminarBesos y buen fin de semana.